Historia del ciclón tropical Sandy

            

Comenzó su génesis como “depresión tropical”, de forma que el lunes, 22, a las 11 de la mañana se encontraba centrado a 13ºN 78ºW, al suroeste de Jamaica, desplazándose hacia el SW a una velocidad de 7 km/h con tendencia a aumentar y a cambiar su dirección, soplando vientos sostenidos de 50km/h. Todo esto hacía presagiar que iría a más e hizo aconsejable emitir avisos par la citada isla así como para Cuba y las Bahamas. En la tarde del martes, 23, se había convertido ya en “tormenta tropical” (en este tipo de fenómenos los vientos oscilan entre 50 y 120 Km/h). El miércoles, 24, a las 20 horas se centra a 23ºN 76,1ºW con vientos de 130 km/h por lo que pasa a ser huracán de categoría 1. El National Hurricane Center (Centro Nacional de Huracanes) pone en alerta también al estado de Florida.

El jueves 25 aumenta el fenómeno llegando a superar los vientos los 180km/h, lo que quiere decir que pasa a la categoría 2 de ciclón tropical o huracán, que es lo mismo (en el Pacífico a los huracanes se les denomina tifones) y que es la máxima que ha alcanzado el Sandy pese a los tremendo destrozos que ha causado y al elevado número de víctimas (al parecer alrededor de cincuenta a lo largo de su recorrido por Jamaica, Cuba, Haití, Estados Unidos, donde han sido catorce los Estados afectados, y hasta Canada). Una tremenda tragedia – ni que decir tiene – pero nada tiene que ver, sin ir más lejos, con el huracán Katrina que muchos de ustedes recordarán, que llegó a alcanzar categoría 5, que se formó en las Bahamas, en agosto de 2005, y que solo en Luisiana causó más mil ochocientas víctimas, al inundarse Nueva Orleans debido a las grietas que se formaron en los diques de contención.

El viernes 26 el Sandy, todavía con categoría 2, se situó a 27ºN 71ºW, por lo que el aviso se extendió ya a los estados de la costa oriental de los Estados Unidos. Al día siguiente, aunque se debilita, el viento sigue soplando con fuerza (viento medio de 120 km/h con rachas superiores) y se sitúa cerca de las costas de Carolina del Norte a las que afecta de lleno en la jornada dominical y en la noche del domingo al lunes, como saben, penetra en Nueva York y en otras muchas zonas del litoral Atlántico, alcanzándose rachas de hasta 165 Km/h y fuertes oleajes con mareas continuas que inundaron la capital.

El lunes 29 una vez en tierra, al no tener la fuente de alimentación que eran las aguas cálidas, dejó de ser huracán para pasar a ser una profunda borrasca que se desplaza por Canada, cuya posición podemos observar en esta imagen de la NOAA y que, aunque ya no tiene, ni mucho menos, el peligro anterior, sigue produciendo intensas precipitaciones y fuertes vientos.